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Un estudio reciente de la NFPA reveló algunas estadísticas reveladoras. En 2012, los departamentos de bomberos de los Estados Unidos informaron haber respondido a más de 2.238.000 falsas alarmas. La mayoría, el 46,6 %, fueron llamadas no intencionales, mientras que el 31,9 % se atribuyeron a fallas del sistema. Esto representa una gran presión para los servicios de emergencia que no solo arriesgan su propia seguridad al intentar responder rápidamente, sino que también podría desviarlos de las emergencias reales.

Y luego está el costo. No sólo en términos de multas impuestas y gastos en los que incurren los departamentos de policía y bomberos locales para responder a falsas alarmas, sino también la pérdida de productividad y de ventas son preocupaciones muy reales para los inquilinos.

Entonces, ¿cuáles son estos costos en términos de dólares y centavos, y cómo pueden los administradores de instalaciones y los propietarios de edificios reducir las posibilidades de incurrir en ellos? La infografía que aparece a continuación se compiló a partir de varios estudios e informes oficiales e incluye 11 formas en las que los responsables de los sistemas de seguridad y alarmas contra incendios pueden reducir las probabilidades de una falsa alarma.